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    Mundial de Clubes 2025: El verano americano “empareja” a los sudamericanos con los europeos

    Por Abel Flores

    El Mundial de Clubes 2025, disputado en Estados Unidos del 14 de junio al 13 de julio, ha evidenciado más que un balompié espectacular: la entidad física y una exquisita adaptación al calor han inclinado la balanza a favor de los sudamericanos, con los brasileños a la cabeza.

    Lejos de ser anecdótico, el ambiente veraniego estadounidense —con jornadas extremas de calor y humedad— se ha convertido en un factor determinante. Los jugadores sudamericanos, acostumbrados a esas condiciones o que aterrizaron varias semanas antes para aclimatarse, exhibieron una resistencia que el PSG simplemente no pudo igualar.

    El reciente 1‑0 sobre el campeón de la Champions League Paris Saint‑Germain (19 de junio en el Rose Bowl, Los Ángeles) no fue un golpe de suerte: Igor Jesus definió al 36’ y Botafogo cumplió un plan táctico impecable, anulado la posesión gala y atacando con inteligencia.

    Fue “un choque táctico” según el técnico Renato Paiva, que planificó un entrenamiento intensivo en Los Ángeles durante semanas previas, tras ser víctima de la agenda brasileña en diciembre, sin descanso. El resultado habla por sí solo: Botafogo lidera su grupo con dos triunfos, deja a PSG en silencio.

    El calor: aliado estratégico y físico

    Desde el inicio, entrenadores y futbolistas sudamericanos advirtieron sobre el clima. Se activaron protocolos de hidratación y paradas para refrescarse —introducido por la FIFA en 2014— pero, crucialmente, los brasileños se aclimataron mejor.

    Mientras los europeos sufrían subidas de ritmo seguidas de bajones, Botafogo, Flamengo, Palmeiras y otros mostraron frescura e intensidad hasta el final. Es evidente: apostar por llegar antes al torneo en el calor norteamericano está rindiendo dividendos.

    La victoria de Botafogo es también el resultado de una reconstrucción estructural desde 2022, tras ser comprado por John Textor. El club redujo deudas y armó un elenco sólido: jugadores como Igor Jesus, Barboza y Freitas son producto de una estrategia económica y efectiva.

    Tanto en lo físico como en lo financiero, el cuadro carioca demostró ser superior a clubes europeos con presupuestos estratosféricos pero menos solidez al superar los 40ºC en Canchas como la de LA.

    La ola sudamericana que desafía a Europa

    No solo Botafogo. Flamengo venció 3‑1 a Chelsea, y en total los brasileños suman 14 goles a favor y solo 4 en contra, preservando la imbatibilidad del continente sudamericano. La FIFA misma reconoció la energía sudamericana que recorre el país y empezó a plantearse traer el torneo a Brasil en 2029.

    Las condiciones climáticas no son un detalle técnico: son geopolítica en estado puro. Jugar en Los Ángeles o Dallas en junio no es igual que en Manchester o Múnich. Lo sabe el cuerpo antes que el cerebro. Mientras los clubes europeos llegaron ajustados por calendario (recién terminada la Champions y sus celebraciones mediáticas), los sudamericanos venían con el torneo local activo, pero enviaron delegaciones anticipadas para aclimatarse. Algunos equipos, como Botafogo, llegaron hasta 18 días antes del debut.

    ¿Resultado?: Un equipo que respira el aire caliente y corre como si fuera su hábitat natural, frente a otro que sufre la deshidratación crónica de quien no entiende por qué su cuerpo no responde. A veces el fútbol no se define por la táctica ni el talento, sino por el pulmón.

    No fue solo Botafogo

    La victoria del Fogão no fue un caso aislado. Flamengo le ganó a Chelsea, Palmeiras hizo partido con Manchester City, y hasta Fluminense le sacó un empate agónico al Bayern. Todos llegaron con una lógica común: adaptación física y enfoque competitivo.

    El fútbol sudamericano se está tomando en serio este Mundial de Clubes porque es —en muchos sentidos— su última trinchera internacional. Ya no gana Libertadores contra UEFA, no exporta talentos que regresen campeones y sus economías están dolarizadas a la baja. Pero en este torneo tienen algo que Europa no puede comprar: la necesidad.

    Y esa necesidad, cuando se entrena bien, se convierte en virtud. No por nada John Textor, dueño de Botafogo, diseñó una pretemporada gringa meses antes, consciente del cambio de paradigma. Fue una apuesta planificada. Y dio resultado.

    El PSG, ahogado en sus excusas

    Luis Enrique, técnico del PSG, dijo tras la derrota que “el equipo no encontró el ritmo y el calor fue un factor determinante”. Traducción: nos asamos vivos.

    No hay que subestimar el efecto térmico en un deporte que se juega corriendo. La FIFA autorizó pausas de hidratación al minuto 30 de cada tiempo. Es decir, dos pausas por partido más las de siempre. Como si estuviéramos en Qatar. Pero esto no es el desierto: es California. Con 39 grados y 70% de humedad.

    El PSG no jugó mal. Simplemente no jugó al ritmo que Botafogo sí podía mantener. Y en un deporte donde el sprint vale más que la posesión, eso es todo.

    ¿Y si el Mundial de Clubes lo gana un sudamericano?

    La pregunta que hasta hace poco parecía utópica —¿puede un equipo sudamericano ganar un Mundial de Clubes moderno?— hoy no parece tan absurda. La FIFA expandió el formato: 32 equipos, 4 grupos de 8, calendario de Copa del Mundo. Ya no es un torneo exprés de diciembre entre 2 europeos, 1 brasileño y un equipo árabe con más dólares que títulos. Ahora hay fases, temperatura, viajes y… calor.

    Y ese calor podría ser lo que iguale las cosas. No porque sea justo. Sino porque es un elemento que ni la UEFA ni el Qatar Investment Authority pueden controlar.

    Durante décadas, el crack era el 10 habilidoso. Después vino el físico-táctico: el Xavi que piensa y el Kanté que corre. Ahora, en el Mundial de Clubes 2025, el nuevo crack es el que no se desmaya en el minuto 70.

    La preparación física y la estrategia de aclimatación son las nuevas variables. Y en eso, Brasil está años luz delante del fútbol europeo, que aún no comprende que la era del aire acondicionado no funciona en la cancha.

    Puede que Botafogo no gane el torneo. Puede que pierda en cuartos o en semis. Pero lo que dejó claro este triunfo contra el PSG es que el fútbol sudamericano aún tiene voz en la mesa de los grandes. Solo necesita prepararse como si el torneo fuera vital. Porque lo es.

    El calor no discrimina. Pero sí castiga al que no se entrena. En este Mundial de Clubes, más que nunca, el talento no alcanza si te falta oxígeno.

    Abel Flores
    Abel Floreshttp://codigoabel.com
    Journalist, analyst, and researcher with a particular focus on geopolitics, economics, sports, and phenomena that defy conventional logic. Through Código Abel, I merge my work experience of more than two decades in various journalistic sources with my personal interests and tastes, aiming to offer a unique vision of the world. My work is based on critical analysis, fact-checking, and the exploration of connections that often go unnoticed in traditional media.

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