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    Bateando contra el antisemitismo en MLB: Hank Greenberg en 1938 y su lucha contra los nazis

    Antisemitismo: Es una forma de prejuicio, odio o discriminación dirigida específicamente contra los judíos. Implica creencias negativas estereotipadas sobre los judíos como grupo étnico, religioso o cultural, y puede manifestarse en forma de violencia, persecución, exclusión social, vandalismo, entre otros

    Antijudaísmo: Es una variante del antisemitismo, como una hostilidad o aversión hacia la religión judía y sus prácticas, más que hacia los judíos como grupo étnico. A menudo se manifiesta a través de actitudes negativas hacia las creencias, tradiciones y rituales judíos, así como la negación de sus derechos religiosos y culturales

    Sí, ha habido casos de antisemitismo en la historia del béisbol de MLB. A lo largo de un siglo, se han registrado incidentes de discriminación y prejuicio hacia jugadores judíos en el deporte, tanto en las Grandes Ligas como en otros niveles. Algunos jugadores judíos han enfrentado insultos, exclusiones y barreras para participar plenamente en el béisbol debido a su identidad religiosa. A pesar de estos desafíos, muchos jugadores judíos han hecho contribuciones significativas al deporte y han superado la adversidad.

    Uno de los ejemplos más conocidos es Hank Greenberg, quien jugó en las Grandes Ligas en las décadas de 1930 y 1940. Henry Benjamin Greenberg nació en Nueva York el 1 de enero de 1911 y murió el 4 de septiembre de 1986 en California. Apodado “Hammerin Hank”, “Hankus Pankus” o “el Martillo Hebreo”, jugó principalmente para los Tigres de Detroit como 1B. Miembro del Salón de la Fama y ganador del premio al Jugador Más Valioso (MVP) en dos ocasiones (1935 y 1940) fue uno de los principales bateadores de poder de su generación y es ampliamente considerado uno de los mejores jonroneros en la historia.

    Greenberg enfrentó insultos antisemitas de fanáticos y jugadores rivales durante su carrera. También tuvo que lidiar con la presión de ser uno de los pocos jugadores judíos en Las Mayores en ese momento. Otro ejemplo es Sandy Koufax, quien experimentó tensiones relacionadas con su religión judía, especialmente cuando decidió no jugar en el Día de la Expiación (Yom Kipur), un importante día de observancia en el Judaísmo, durante la Serie Mundial de 1965. Su decisión recibió mucha atención y generó discusiones sobre la religión y el deporte. Pero lo peor es que fue insultado públicamente incluso por fanáticos de su propio equipo, los Dodgers, no por alguna jugada o acción, sino por su identidad judía.

    Hank Greenberg: La lucha contra el antisemitismo en el béisbol durante el verano de 1938

    En un contexto en el que el antisemitismo estaba en auge, Hank Greenberg, uno de los pocos judíos en el béisbol por aquellos años, desafiaba las barreras en una de las ciudades más antisemitas del país: Detroit. Este toletero de los Tigres estaba decidido a hacer historia en el deporte, enfrentándose no solo a los lanzadores rivales, sino también a las sombras del odio que se cernían sobre Europa con el nazismo de Hitler.

    El año 1938 marcó un punto de inflexión en la historia del béisbol y de la humanidad, con el ascenso del régimen nazi y la amenaza que representaba para los judíos en Europa, para las democracias y el mundo libre. En medio de esta tormenta, Ron Kaplan, un apasionado escritor y amante del deporte, se sumergió en la vida de Greenberg para capturar su valiente lucha contra el antisemitismo en su libro “Hank Greenberg en 1938: Odio y jonrones a la sombra de la guerra”.

    Greenberg venía de una temporada estelar con los Tigres en 1937 donde conectó 40 jonrones con un promedio de bateo de .337. Sin embargo, su éxito iba más allá de los estadios de béisbol. Para muchos judíos en Estados Unidos, Greenberg se convirtió en un símbolo de esperanza en tiempos de creciente persecución en Europa.

    A pesar de enfrentarse al antisemitismo tanto dentro como fuera del campo, Greenberg se negó a utilizarlo como excusa. Si bien algunos lanzadores intentaban sabotear sus logros, caminándolo intencionalmente para evitar que rompiera récords, él se mantuvo firme en su determinación de superar las adversidades.

    En palabras de Kaplan, “A pesar de ser uno de los pocos judíos en el juego, jugando en una de las ciudades más antisemitas del país (Detroit), Greenberg intentaba romper el récord de jonrones de Babe Ruth (60 en la temporada de 1927). Mientras las multitudes lo amaban y gran parte del país lo vitoreaba, algunos no querían ver a un judío reclamar la corona del poderoso Babe”.

    En esa misma temporada de 1938, Greenberg alcanzó los 58 cuadrangulares y se quedó a dos de empatar al mítico Babe Ruth. Por aquellos años hasta los Comisionados de MLB se oponían a que algún jugador rompiera el récord de Ruth, tal cual ocurrió en 1961 con Roger Maris y toda la presión que vivió de propios y extraños para que no lo lograra.

    La valentía y la integridad de Greenberg se destacaron aún más cuando, en 1941, dejó el juego a un lado para alistarse en el ejército estadounidense, uniéndose a la lucha contra el régimen nazi. Su compromiso con la justicia y la igualdad resonó en una época marcada por la intolerancia y la discriminación. Cabe destacar que decenas de peloteros aquellos años de la Segunda Guerra Mundial (1938-1945) se vieron forzados a servir en el ejército y algunos nunca regresaron. Greenberg si tuvo esa fortuna y en 1945, después de 4 temporadas, volvió a jugar en las Grandes Ligas con sus Tigres.

    Hoy, mientras reflexionamos sobre la historia de Greenberg y su enfrentamiento con el antisemitismo, recordamos la importancia de defender los valores de inclusión y respeto en todos los ámbitos de la vida. Aunque algunos de los problemas de 1938 aún persisten en la sociedad actual, la valentía de personas como Hank Greenberg nos inspira a seguir luchando por un mundo más justo y equitativo.

    Abel Flores
    Abel Floreshttp://codigoabel.com
    Periodista, analista e investigador con especial atención a la geopolítica, la economía, el deporte y fenómenos que desafían la lógica convencional. A través de Código Abel, combino mi experiencia laboral de más de dos décadas en diversas fuentes periodísticas con mis intereses y gustos personales, buscando ofrecer una visión única del mundo. Mi trabajo se basa en el análisis crítico, la verificación de datos y la exploración de conexiones que a menudo pasan desapercibidas en los medios tradicionales.

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